Cosas de loca / fantasiosa: Intolerancia a la frustración

Pamela Rodríguez Jul 7, 2014
Compartir:

Reconozco que mi gran defecto es anticipar mucho las cosas que ansío. Desde siempre. Por ejemplo, sueño con cómo será mi casa propia, cuando la tenga. Me gusta imaginarme en ella, llegando hasta ahí tras un día agotador. Acostumbro fantasear con mis vacaciones aún antes de que éstas lleguen. Visualizo cómo será el momento en que saque mi segunda carrera (Derecho) y lo que sentiré cuando jure ante la Corte. ¡Mil cosas!

Imaginar todo previo a que ocurra es un arma de doble filo.  A veces, todo resulta mejor de lo que has soñado. Por ejemplo, antes de iniciar mi pololeo, solía pensar qué pasaría si declaraba mis sentimientos o si, de la nada, él me diera un beso.  Al final, el momento superó mi ensoñación. Fantaseaba también con la idea de obtener mi actual trabajo: ¡lo ansié tanto! Y así ocurrió. Lo bueno de ser tan soñadora es que todas tus acciones propenden al logro de tus objetivos. Lo malo, que a veces las ilusiones son traicioneras y algo para lo cual has luchado y te has partido el lomo, termina no resultando como esperabas. Sin importar cuánto hayas hecho en pro de ello.

Pasa que la vida no se construye de certezas. ¡Qué penca sería si así fuera! Fome, pues. Todo estaría previsto y el factor sorpresa se iría a buena parte. Plano. ¡Una lata! Pero a veces, cuando algo te genera muchas expectativas, el que no resulte es bastante amargo. Aún me cuesta manejar eso. Especialmente si tiene que ver con los afectos; el compartir con ellos o un proyecto importante en tu vida.  Trato de desconectar mi lado fantasioso del racional, para así no caer de alturas muy grandes. Pero es difícil: sin él no podría escribir, ni sería yo.

A tanto llego, que construyo un mundo paralelo en mi cabeza.  ¡Es malo! Porque te pierdes de disfrutar la realidad que vives y más propensa a la frustración te vuelves. Particularmente cuando tu entorno cercano no se abraza tanto a las mismas proyecciones. O bueno, sí, pero las ven más en concreto, de modo frío y con los pies bien puestos sobre la tierra, lo que tampoco es malo. Porque eso da equilibrio, ¿no? De lo contrario, se haría necesaria la intervención de un psicólogo.

En fin, ¿ustedes cómo hacen para combatir la terrible frustración?