Ayer me sorprendió gratamente la locura que desató la venta de entradas al show que Justin Bieber presentará en nuestro país el 15 de octubre. En el primer día de ventas, se fueron más de 20 mil entradas. Las ansías de las chicas por conseguir un ticket fue tal, que muchas de ellas durmieron la noche anterior a la intemperie, esperando por la mejor ubicación. Que lloraran al conseguir la entrada, tampoco me sorprendió. Lo que pasó con Justin sólo me recuerda lo que, en mi época, vivimos con los Backstreet Boys. Apenas confirmaron su visita al Festival de Viña en 1998, el descontrol fue máximo. Las entradas se vendieron rapidísimo y la ciudad jardín se tiñó de la backstreetmanía. ¡Por supuesto que no me lo perdí! Con mis tres mejores amigas de colegio organizamos el paseo y fue espectacular, porque ir a Viña significaba, no sólo ver a estos mijitos ricos en vivo y en directo, sino que también pasar todo el día organizando actividades afuera de la Quinta. ¡Ha sido lejos uno de los mejores recitales de mi vida! Eran los más minos del momento y estaban ahí frente a mí, haciendo vibrar a la Quinta entera. La experiencia fue única. Para muchos, lo que pasó con Justin Bieber es una tontera. Que la gente duerma a la intemperie para conseguir un ticket es inconcebible. Yo, en cambio, que viví la experiencia con los Backstreet Boys, lo entiendo. Aquí les dejo uno de los videos que más me gustaba de los Backstreet Boys, y uno de Justin para las que irán a verlo.