Los desafíos laborales de la mujer en un mundo de hombres

Patricia Cortés May 5, 2016
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Ser mujer profesional en un mundo fundamentalmente machista, es uno de los tantos retos que debemos enfrentar. Hay quienes se sienten abrumados por el éxito de una mujer independiente y talentosa, así que debemos estar alertas con los que nos quieran perjudicar. Si para nosotras ya es complicada la vida cotidiana entre depilaciones y maquillaje, en un trabajo tenemos el doble que demostrar.

Tuve mi primer trabajo como profesional en una gran empresa. Los trabajadores eran en su mayoría hombres, así que al circular por los pasillos, siempre te miraban como experimento de laboratorio. No podías usar escote o vestido, sólo vestimentas “apropiadas” y yo me preguntaba ¿dónde está la libertad? Pero claro, también era un tema de seguridad.

Mi jefe era hombre y siempre pensé que apreciaba mis conocimientos por sobre el atractivo, hasta que terminé sorprendiéndome negativamente. Me quedaban dos semanas de trabajo y después de casi un año, ya había armado a punta de esfuerzo mi base de datos, conociendo todos los departamentos y a sus encargados, para obtener hasta la última información.De hecho, me encontraba preparando un manual de funcionamiento de la dirección; así cualquiera que llegara a ocupar el puesto, se podría adaptar.

Las complicaciones empezaron cuando llegó la alumna en práctica. Mi jefe ya comentaba que era “la media mina” y se la promocionaba a sus colegas. Ella era de ese tipo de mujeres, quienes, conscientes de su físico, ocupan sus cualidades para encantar a los jefes y conquistar rápidamente el cariño de la oficina. A la semana tenía el Whatsapp de todo el departamento y mantenía conversaciones “jotes” con ellos a modo de juego (o, quien sabe, por si aparecía una mejor propuesta laboral).

Lo más terrible, es que ya daba lo mismo mi labor. A pesar de que la apoyé explicándole el sistema, ella se atribuía mis ideas como propias. Se aprovechó de mis buenas intenciones y mi decepción de este personaje fue brutal. Sé que el campo laboral es competitivo, pero frente al coqueteo y sus atributos superficiales, yo no tenía nada que hacer para la jefatura. Independiente de eso, no valgo menos como profesional, así que me fui con la frente en alto.

Es una injusticia que todas enfrentamos en algún momento y no me desanimó. Aprendí a ser más fuerte, no confiar en cualquiera que se cruce en mi camino y hacer valer mis competencias profesionales, por sobre las medidas anatómicas. ¡No permitas que nadie te subestime por como luzcas! Lo importante es el cerebro y seguridad personal. ¡No temas convertirte en una mujer exitosa!

Y tú, ¿te has sentido desplazada por tu físico? Quedo atenta a tu experiencia personal.