Los piropos: sentimientos encontrados

Cote May 4, 2011
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Creo que nunca había reparado en este tema, pero el otro día, conversando con la Magnolia, me di cuenta de que tengo sentimientos encontrados con los piropos. Por un lado están los piropos buena onda. Esos que te suben el ánimo con comentarios amables. Por ejemplo, cuando vivía en Concepción, estaba el señor del almacén de la esquina. Era un viejito medio canoso que siempre quería conversar, me contaba cuando la esposa se enojaba con él, comentábamos las noticias o simplemente notaba cuando yo había tenido un mal día y lo arreglaba todo diciendo: “anda tan buenamoza”. Sólo con eso ya me tenía ganada.

Siempre me acuerdo de cuando en un episodio de How I Met Your Mother Barney se acerca a una mina y empieza a gritar que necesitan una ambulancia, porque podría jurar que ella es un ángel que cayó del cielo. Tierno, pero si lo trasladamos a la vida real, psycho.

Por supuesto, hay otros desagradables, que da rabia escuchar y hasta asco. No falta el tipo desubicado que te dice algo al oído cuando vas pasando (lejos lo peor) o el grupito de maestros alineados en una cuadra gritando toda clase de tallas, porque a todos les aflora la personalidad en patota. Siempre me he preguntado qué derecho creen que tienen algunos hombres para hacernos sentir así de invadidas e incomodarnos en público y qué poca consideración.

¿A ustedes qué les pasa con los piropos?