Ojos que no ven, billetera que no siente…

Colaboradoras Fucsia May 5, 2012
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Por: Melita

Hoy en día, las compras y los pagos electrónicos con tarjeta de débito y crédito es un tema bien dual: por un lado es súper beneficioso, cómodo, seguro (porque andas sin efectivo en la cartera)… pero a la vez conlleva bastantes peligros.

Yo debo reconocer que hace pocos meses me atreví a pagar mis cuentas en línea y a pagar en las tiendas con el bien ponderado plástico; pero la costumbre y la herencia maternal de andar con billetes y monedas en la billetera, me era más confiable que usar la famosa tarjeta que en las noticias parecía ser víctima de hurtos, falsificaciones, timos…uff… un dramón.

En fin, después de la primera vez que la usé y que nadie me robó la clave ni me pasó tragedia alguna, todo pareció mejor… me da hambre, me tiento en alguna vitrina con algún modelito, me enamoro de un par de zapatos y me acercan ese dispositivo con una ranura para deslizar mi tarjeta. Confirmo monto, ingreso la clave, espero unos segundos a que la palabra APROBADO aparezca en la pantalla y ¡Listo! Por arte de magia entre esa maquinita y alguna conexión invisible con mi tarjeta ¡¡se me otorgó el bien deseado!! ¡Qué alegría para la shoppaholic!

Pero ojo, aquí viene el peligro que les comentaba, ya que uno no ve ni percibe la disminución del dinero, al menos yo deslizo una y otra vez la tarjeta en locales de por aquí y por allá y no siento que mi billetera se aliviane… así es, es un arma de doble filo, pareciera que uno no gasta nada ya que no hay billetes que entregar ni monedas que guardar, es un trámite limpio y rápido.

El desenlace de la mejor película de suspenso se produce al revisar el estado de cuenta, ese resumen que dirá cuántos signos negativos tienes, en cuantos miles disminuyó tu sueldo, cuán severo deberá ser el plan de ahorro hasta que llegue fin de mes.

Quizás por eso mi mamá odia cuando pago con la tarjeta, quizás por eso ella sólo usa efectivo, quizás debería hacerle más caso