¿Sientes que tu relación ya no es lo que era? ¿Miras a tu pareja y ves a un extraño? ¿O sientes que algo pasa, pero no sabrías explicar bien qué? Si tu gran miedo es encontrarte a las puertas del fin y no notarlo, te ayudamos a dilucidar si - en efecto - tu relación está en la UTI y asistes a sus últimos suspiros. Lee con atención la palabra del experto psicólogo de parejas John Gottman y ¡evalúa tu caso!
1. El cuerpo habla lo que el corazón calla. ¡Y vaya que es cierto!, porque todo aquello que no verbalizamos, lo manifestamos a través del movimiento. Si tu hombre ya no está tan conectado contigo como solía estar, observa su lenguaje kinestésico. ¿Es más frío y distante? ¿No sonríe sinceramente? ¿Evade cualquier tipo de contacto? Puede ser el principio del desastre…
2. Agobio. La relación ha sido tan tensa y destructiva en el último tiempo, que sólo pensar en el ser que amabas te cansa mental y espiritualmente. Sientes alivio cuando se encuentra lejos o en silencio. ¡Sólo quieres que te deje en paz para ocuparte de tus asuntos! Y un grave detalle: la intimidad con él no te llama en absoluto la atención.
3. Los féretros tienen cuatro puntas, y en el del amor son las siguientes:
- Todo cuanto hace, dice o piensa te fastidia. Incluso, ¡detestas cómo luce!
- A él le pasa igual; ve algo malo en cada paso o respiro que das.
- Te es imposible evitar decirle alguna pesadez.
- ¡Ni hablar de conversar! Sientes que no te escucha, ni le importa. Y a ti tampoco.
Si cumples con estas condiciones, querida, y además intentaste revertir la situación sin resultados favorables, entonces ¡nada que hacer!. Desconecta tu relación del respirador artificial y déjala ir. En atención a los bellos recuerdos que construiste junto a esa persona (los mismos que hoy parecen tan lejanos que incluso te cuestionas haberlos inventado), dale la libertad para seguir su camino y encontrar la compañía adecuada para una nueva etapa. Y tú también date la opción de seguir, conocer gente nueva y ¿por qué no? Disfrutar la soltería. Hay momentos en que lo mejor es dar un paso al costado y este es tu caso. Como bien decía Gustavo Cerati, “saber decir adiós, es crecer”.