Después de probar y probar, en algún momento llega a nuestras manos el hidratante ideal para nuestra piel. Justo para el nivel de humectación facial que tenemos, exactamente lo que estábamos buscando, el que de verdad te hace efecto.
Pero a mí me ha pasado que ese momento no es eterno. Luego de convertirme en una fiel usuaria de una línea de productos de alguna marca, empiezo a desencantarme. No sé si es mi piel la que cambia o si es la efectividad la que disminuye luego de tanto uso. Incluso he llegado a pensar que dejan de hacerlos iguales.
¿Será adecuado cambiar de marca de hidratante o tratamiento cada cierto tiempo?
Las compañías intentarán fidelizarnos y obviamente sus asesoras cosméticas nos dirán que hay que tener un producto estrella hasta que la muerte nos separe…
Por otro lado los dermatólogos difieren en sus opiniones, pero mi consejo es que hay que seguir las señales de la piel.
Si hay algo que nos sobra a las mujeres es la intuición, así que no nos neguemos a lo que nuestra piel nos va pidiendo o rechazando. Si se pone más grasa, más seca, menos iluminada, poros abiertos, escamitas o si las arrugas aumentan… ¡algo está pasando!
Así que llega un nuevo periodo de pruebas hasta encontrar el reemplazante. ¡Cuidado que los consejitos de las amigas no siempre son los mejores! Porque todas tenemos un distinto tipo de piel.
Lo único cierto es que tenemos que darnos el mayor cuidado dérmico posible. Gastar lo que sea necesario en los productos, tratamientos, dermatólogos y centros de belleza.
Es muy recomendable hacerse un peeling cada cierto tiempo y comprar un producto específico para cada sector de la piel con sus respectivas versiones de día o de noche.
Personalmente no me gustan las cremas que lo prometen todo: hidratante, matificante, protector, antiedad, etc. etc. Así que a hacer el ejercicio de probar y probar y tener una variedad de marcas para el cuidado de la piel.
¿Y tú ya encontraste tu producto estrella?