Pareciera que el destino de nuestras vidas está trazado desde que nacemos. Desde chicas sabemos que hay ciertas etapas que debemos ir cumpliendo, simplemente porque “así es la vida”, porque es lo lógico, lo que se espera que hagas, porque todas lo han hecho.
Hoy, creo que las mujeres estamos mucho más conscientes de que tenemos opciones, podemos elegir sin sentirnos culpables y nadie puede condenarnos por ello. Sostengo firmemente la idea que tenemos derecho absoluto sobre nuestro cuerpo y hacemos uso de él desde el momento en que decidimos utilizar métodos anticonceptivos, incluyendo el aborto si alguna vez es necesario (claro, bajo ciertas circunstancias, no deliberadamente y porque sí). Entre esas opciones está el ser madres o no ¿Has pensado alguna vez en la posibilidad de no serlo? ¿Lo has conversado con tu pareja?
Habemos muchas que no sabemos si queremos ser madres algún día y que, ciertamente, no necesitamos tener hijos para “sentirnos realizadas”. No me siento menos mujer por inclinarme hacia esta alternativa, porque es eso, una alternativa, a la que optas sólo si quieres y sólo si crees que eso te hará realmente feliz. No por hacerle bien a nadie más, ni como una excusa para consolidar relaciones o matrimonios, menos como una respuesta a las presiones sociales. Vivir la vida como quieras, como te haga sentir mejor, sin culpas ni remordimientos, es motivo suficiente para “justificar” el nunca convertirte en madre.
Si bien es cierto, cuando estás en pareja la determinación es compartida, me gustaría que quien esté conmigo entienda mis razones y no me fuerce inconscientemente a hacer algo para lo que no me siento preparada. Porque tener hijos es muchísimo más que llenar un vacío o mis propias expectativas de vida, es llenar las de esa persona que vendrá en camino.
Imagino que cada una tiene razones muy personales. Sin embargo, la mayoría se va por el lado de no querer transar su libertad, un hijo supone un cambio de vida radical y hay quienes no están dispuestas a cambiarla. Otras, privilegian sus carreras y no pretenden postergar ninguno de sus planes profesionales ni bajar el nivel de vida al que están acostumbradas.
Se supone que la tendencia va en alza, sobre todo en Europa y China -donde tener hijos es más que caro, es un lujo- y los porcentajes de natalidad han bajado considerablemente, al igual que en Chile.
Nadie dice que uno no pueda cambiar de opinión en el camino, lo importante es que finalmente hagas lo que verdaderamente quieras, intentes llevar a cabo todo lo que soñaste y no te dejes llevar por otros y termines haciendo cosas por las razones equivocadas.