Sé que con esto me expongo a que me lancen huevos y tomates podridos. Pero es lo que pienso y aquí va: Estoy de acuerdo con el aborto.
Al contrario de mi amigo León, creo que ya basta con eso de que “si es un caso extremo, tal vez lo pensaría” o “si la niña fue violada, claro que sí, se justifica”. ¿Qué pasa con esos cientos de padres adolescentes, que por un condoro estúpido, condenan a una pequeña nueva vida a ser sus inmaduros padres para siempre? ¿Acaso eso no es motivo suficiente para dejar ese “proyecto” hasta ahí?
Este mundo está lleno de hijos no deseados y trancados, además de progenitores que traspasan sin pudor -ni plena conciencia en la mayoría de los casos- todos sus temas no resueltos, miedos e inseguridades, criando niños sin estar capacitados emocionalmente en lo más mínimo, generando así un lamentable e interminable círculo vicioso.
Por otro lado, no creo que suene feminista asegurar, con incorruptible convencimiento, que somos nosotras las que decidimos por nuestro cuerpo. Somos dueñas de él y debemos tener la libertad de elegir. Por su puesto, todo dentro de los márgenes médicos correspondientes y en un tiempo determinado del período de gestación.
Todos los niños que vengan a este mundo deben ser deseados, eso es fundamental. Además de estar preparados para proporcionarles las condiciones adecuadas para su futura vida. ¿Qué pasa con las familias más pobres de este país que no pueden sustentar económicamente a otro miembro? Como dijo alguien por ahí, debemos ser capaces de asegurarles un mínimo de desarrollo en términos sociales a las personas que estén por venir, que les ofrezca opciones más interesantes que ser mano de obra barata.
Con respecto a esto, las cifras son interesantes. ¿Sabías que los países que cuentan con mayor índice de desarrollo humano son aquellos que tienen una ley de aborto? Esto lo pueden comprobar con el gráfico que les dejo más abajo, sacado del Reporte de Desarrollo Humano de Las Naciones Unidas 2007 – 2008.
Otro dato importante: un estudio realizado por el académico de la Universidad de Yale, John Donohue, llamado “El impacto de la legalización del aborto en el crimen”, asegura que luego de que se aprobara la Ley Federal de Aborto en 1973 en Estados Unidos, los índices de delincuencia habían disminuido hasta en un 50% en los estados que tenían esta ley. En 2005, el libro Freackonomics recoge esta publicación y comprueba que, efectivamente, la delincuencia disminuyó considerablemente en casi 15 años.
Por su puesto, ustedes son libres de elegir y pensar lo que quieran. Yo sólo les entrego datos y mi humilde opinión.