Hace unas semanas, viajé a juntarme con mi amiga-casi-hermana. Esa que me conoce al revés y al derecho y sabe hasta los detalles más insignificantes sobre mí. Pero debo confesar que me aburrí. Me aburrí mucho. Con mucha pena, comprobé que no teníamos cosas nuevas e interesantes que contarnos, porque ...