Hace algunos días un grupo de diputados de la UDI envió un proyecto llamado “Chile es una Familia”. En él los gremialistas proponen que se entregue un bono de $100.000 a quienes decidan casarse, otro por tener hijos, uno que premie los años de matrimonio y hasta uno por irse de luna de miel.
En Chile la tasa de natalidad ha disminuido considerablemente y eso generará una crisis en el país en algunos años más cuando la mayoría sean ancianos y haya pocos jóvenes trabajando para sostener a toda una nación. Por eso comprendo que se creen bonos por hijo nacido, tal como se hace en países desarrollados que tienen nuestro mismo problema.
Sin embargo, mi extrañeza surge cuando veo un bono para incentivar el matrimonio. ¿Es necesario que el país invierta en propiciar los casamientos? ¿Será más decadente nuestra sociedad si los matrimonios disminuyen? ¿Es el matrimonio una preocupación del Estado?
Mi opinión es que no. Si nos casamos o no, no afecta a la economía, no afecta al desarrollo, no afecta a la educación, no afecta a la salud…
Es cierto, hay muchas personas que quieren casarse, pero no tienen los recursos y esta ayudita no les vendría nada de mal. Pero insisto, a un Estado Moderno eso no le importa. Hay otros temas más importantes en los que vale la pena invertir.
Ahora, me sorprendo mucho más cuando veo que proponen $100.000 para quienes cumplan 20 años de matrimonio, $250.000 por los 25 años y $500.000 por los 50.
Me imagino la siguiente situación: “Ya no aguanto a mi marido, ya no nos queremos. Él me engaña… Pero me voy a aguantar un par de años para recibir el bono de $250.000”. ¿Qué es eso?
Me queda claro quiénes serían los beneficiados con estos bonos… y si quieren fomentar el clásico concepto de “familia bien constituida”, bien por ellos, pero que lo hagan a través de la persuasión y que el resto acepte por convencimiento, no por plata.
Además, quienes más necesitan esos bonos no son precisamente las mujeres casadas…