Yo antes pensaba que la relación que tengo con mi mamá era lo normal, que todos vivían algo parecido… pero no. La verdad es que tuve suerte porque ¡mi gorda es la mejor de todas!
Entre mujeres siempre hay hartos roces y las relaciones madre-hija son un gran tema cuando haces una retrospección para entender tu personalidad. Siento que la figura de la mamá nos marca mucho y nos hace decidir cómo queremos ser en la vida cuando seamos adultas, madres, ancianas…
Por suerte, a mi me ha marcado muy positivamente. Quizás todos los errores que cometió mi abuela hicieron que mi mamá quisiera ser diferente, la mamá aterrizada que no imagina que sus hijos son perfectos, la que nos dejó cometer errores pero estuvo ahí para enseñarnos cómo solucionarlos. La mamá que quería que lo pasáramos bien, no la mamá permisiva, simplemente consciente de los intereses de los adolescentes… eso es lo bueno, ella nunca ha olvidado que también fue joven.
Siempre ha sido muy preocupada pero nunca cayó en la aprehensión ni en prohibiciones. Siempre nos aconsejó y no nos impuso nada. Nos dio la libertad de elegir y eso se lo voy a agradecer siempre.
Nunca la he considerado mi mejor amiga, hay cosas que prefiero conversar con chicas de mi edad, de mi “época”, y ella ha respetado eso.
Tampoco ha querido ser mi amiga porque -sin ser autoritaria- ha querido que entendamos que es “la mamá”, que se le respeta, que se le obedece.
¡Me encanta cómo ha sido con nosotros! Si llego a tener hijos voy a ser igual… pero tendré que pedirle demasiados consejos para aplicar las estrategias que ella usó con mi hermano y conmigo, porque estoy segura que sabe mucho más de mí de lo que yo imagino. Yo juro que guardo secretos de aventuras adolescentes… pero seguramente ella se dio cuenta de todos. Es demasiado astuta, a ella no se le puede engañar, no se le puede mentir… claro que he tratado de hacerlo y ella me ha hecho creer que lo logré, pero no.
¿Y a ustedes qué mamá les ha tocado? ¿Aprensiva? ¿Autoritaria? ¿Permisiva? ¿Relajada?