Anoche fui a ver Alice in Wonderland, y terminé entrando yo en el País de las Maravillas…
Esta película en 3D es increíble porque si la historia ya es muy surrealista, el 3D aumenta al triple esa sensación, insertándote en la fantasía, haciéndote parte del cuento.
Yo me dejé envolver por la ilusión, olvidé la racionalidad y gracias a la genial estrategia de Tim Burton, caí junto con Alicia por ese hoyo al País de las Maravillas.
La historia no sorprende, no tiene quiebres, pero el director supo sacarle partido a varios momentos y aunque sabemos qué es lo que iba a pasar, nada es aburrido y no de dejas sentir cosas…
Es una película gráficamente muy estimulante. Los personajes son unos freaks con una estética más freak aún y es imposible no enamorarse de ellos, sobretodo de “The Hatter”, encarnado por Johnny Deep, que es el estereotipo de los personajes de Tim Burton –igual a Beetlejuice- y que se roba la película, ¡lo amé!
En resumen es una historia conocida, pero con énfasis diferentes, sobre todo en los personajes: el gato no es el gato que yo esperaba, ahí me sentí estafada; Alicia, más allá de la estética, no llamó mucho mi atención, no es la persona más atractiva de la historia. Sí lo fue el sombrerero (The Hatter), la liebre… y hasta la rata.
Me pasó algo parecido cuando vi The Fall, tienen una esencia similar… mostrarte lo racional que te has vuelto con los años, cómo hemos abandonado esa imaginación inocente que nos hacía entrar en mundos fantásticos.
Debo decir que me dio pena cuando terminó la película y tuve que salir de ese hoyo a la realidad y dejar ahí abajo a esos personajes a los que les tomé cariño, tal como Alicia lo hizo.