Un poco antes que "Don't Speak" volviera loca al 99% de la población femenina y que todas la denominaran "su canción", mi mejor amiga y yo pasamos a cassette -así de vieja soy- el primer disco conocido de No Doubt, Tragic Kingdom, donde encontramos joyas como "Spiderwebs" y "Excuse Me Mr" y al tiro decidimos que Gwen Stefani era lo mejor del mundo y había que hacerle caso en todo.
Tragic Kingdom es un disco que escuché durante muchos años, pero fue un tiempo después de ese fanatismo que comencé a fijarme en las letras realmente. Este es un álbum sobre que te pateen sin verlo venir y, novedosamente -al menos para nosotras-, uno que se podía bailar, de preferencia solas en nuestras piezas. Gwen había terminado recién con Tony Kanal, uno de los integrantes de No Doubt y vivía por primera vez la pena de romper con alguien con el que piensas que pasarás el resto de tu vida, de puro enamorada que estaba.
El disco encapsula el sufrimiento adolescente en su mejor expresión. Es un reino trágico lleno de preguntas y va desde la pena pura, a la esperanza y la superación. No sólo puede apretar un corazón roto; también deja espacio para las quejas propias de una chica adolescente a la que nadie escucha, de la que nadie espera demasiado, a la que nadie entiende, que está enojada por eso y que está luchando por hacerse un espacio a gritos y patadas.