Para muchos, y me incluyo, visitar al vecino país de Bolivia no les parece tan llamativo. Eso pensaba hasta junio del año pasado, cuando decidí recorrer junto a una amiga Perú y Bolivia. Y quiero decirles que es un destino totalmente recomendado, no sólo por lo lindo de sus ciudades y cosas entretenidas que se pueden hacer, sino por lo encantadora que es su gente y ¡lo barato que es todo!
Mi viaje partió en vuelo directo hasta Arica. También ahora hay ofertas que vuelan directo a La Paz en LAN. Desde ahí recorrí gran parte de Perú y estando en el lago Titicaca, decidimos ir a la “costa” boliviana que se llama Copacabana, ¡igual que la playa más popular de Río de Janeiro! Y que está a sólo 3 horas de la rivera peruana.
Para ser honesta, el pueblo de Copacabana no tiene mucho que visitar ni recorrer. Sólo hay una imponente iglesia que venera a la Vírgen de Copacabana. Lo entretenido son los tours que hay para visitar las islas en el Titicaca donde, según cuenta la leyenda, nació el primer inca.
Las más llamativas son la Isla del Sol y de La Luna, donde se cree que de ahí nació el mismísimo sol y nuestro satélite natural. En dos días las recorres perfecto y aprovechas de bañarte en unas playas casi vírgenes que existen. Insisto que lo mejor de todo son los económicos precios. Eso sí que tienes que considerar que estás a 4.000 metros sobre el nivel del mar, por lo que un buen bloqueador solar (sobre factor 30) es indispensable.
Hechos los tours, partimos destino La Paz. Después de 5 horas de viaje en bus, me llevé una grata sorpresa. La ciudad más alta de Bolivia es preciosa, mucho más linda a cómo me la imaginaba. Al ser más “capital”, tiene más vida y muchas cosas que hacer. Un tour recomendable, sólo para las más osadas, es hacer “The Dead Road” – o Camino de la Muerte- que parte en un nevado a 4.800 metros de altura. Consiste en bajar en bicicleta por un angosto camino de tierra por más de 4 horas, observando paisajes increíbles, pasando de un clima totalmente seco y frío a uno húmedo y con calor. Lo mejor de todo es que después de tal mega esfuerzo –no es tanto en verdad, sólo hay que apretar los frenos – llegas a una posada con almuerzo buffet y piscinas. La vuelta es en un bus que te deja en tu Hotel.
Al no tener tanto tiempo, hay lugares increíbles en Bolivia que hay que conocer, como Uyuni, el salar más grande del mundo, que si te toca un día nublado, el cielo se refleja en la sal. Dicen que es realmente espectacular.
Sobre todo, lo que más me gustó fue lo cálido que es la gente. Siempre una sonrisa, muy buena atención y principalmente, muy serviciales con los turistas. ¡Destino 100% recomendado!