Es inevitable. Cuando viajas en pareja por lo general puede aflorar más de una discusión. En mi caso, ha pasado siempre, sobre todo cuando vamos a un lugar con una cultura totalmente diferente.
Que no te pones de acuerdo, que uno de los dos se aburre cuando están mucho tiempo en un lugar, qué no saben en dónde comer, o porqué el otro no sabe qué dice en tal letrero si se supone que conoce el idioma.
Me pasó. Cuando viajé a Japón, el primer día me enojé con mi pololo porque estabamos perdidos en una de las grandes calles de Tokio y él, que sabía japonés, no entendía los nombres de las calles. Dimos durante dos horas, vueltas y vueltas hasta que llegamos al hotel.
Claro, ahora uno lo puede contar como anécdota, pero en ese momento, las discusiones no se pueden evitar. Creo que una buena forma para dar solución a este problema es ser pacientes. Cuando viajas debes ser totalmente tolerantes y no debes desesperar cuando no sabes qué hacer o no te pones de acuerdo con tu acompañante.
Lo mejor, es pensar que ambos son un equipo; que se pueden ayudar mutuamente. Recuerda que salieron para pasarlo bien y no para traer malos recuerdos.
Después de esa experiencia, conversamos sobre el asunto y realmente nos convertimos en uno. Afuera discusiones y sólo pasarlo bien. Esa fue la consigna de todo el resto del viaje.
Y tú ¿discutes con tu pololo cuando viajas?