Para mí, ser realmente mino, va mucho más allá de los prototipos estéticos. Ni siquiera es una cuestión de actitud -hay muchos que no tienen idea que lo son y esos son lejos los más atractivos- y tampoco es necesario andar por la vida con ningún look copiado.
Lo bueno del vocalista de Phoenix es que él no es un espectáculo en sí mismo, baila a su estilo y canta sus temitas perfectos -con ese acento francés que me mata- pero no necesita de excentricidades para brillar. Ni siquiera sabemos su nombre real. “Thomas Mars” es un nombre falso, que sacó de “El Caso Thomas Crown”, debido a su fascinación con Steve McQueen. Simplemente le gustó cómo sonaba y lo tomó.
Usa la misma ropa en casi todos los conciertos, porque cuando le gusta algo simplemente lo repite. Al igual las palabras y frases que suenan una y otra vez en sus canciones. Si le gusta el sonido, siente la necesidad de decirlas muchas veces. Debo confesar que con Mars compartimos la misma obsesión, claro que él las canta y yo parezco loca.
Para algunas puede ser muy flaco, para otras quizás medio desaliñado. Pero para mí el talento lo complementa todo. Thomas Mars es mi filete mignon.