No creo que muchas recuerden, pero hace un par de semanas estaba en una situación complicada: si le pedía pololeo o no a mi "pinche" de 6 meses. Después de darle muchas vueltas al temita que me tenía bien complicada, y de leer todas sus opiniones -¡GRACIAS! me ayudaron mucho- tomé la decisión: le pedí pololeo.
Ya estaba segura de mis pasos a seguir, el problema era el cómo, cuándo y dónde. Algo tan importante tenía que ser perfecto. Así que me fui por lo típico… comida romántica preparada por mí en mi casa, adornos para la ocasión. El tipo no notó nada extraño porque siempre hago cosas así para no caer en la rutina.
La cosa es que para variar, cuando encaminé la conversación repitiendo muy seguido frases como "compromiso", "relación estable" o "seguridad emocional", el hombre se ponía demasiado incómodo y cambiaba de tema. Hasta que después de mucho rato le dije: ¿Quieres pololear conmigo?
Hubiera dado mi vida por haberle sacado una foto en ese minuto, como que se congeló. Según yo pasó demasiado tiempo antes que reaccionara, pero en verdad deben haber sido un par de minutos con suerte. Tomó casi todo el vino que le quedaba al seco, prendió un cigarro y me miró fijo. Se mueren lo nerviosa que estaba, primera vez que hacía algo por el amor. La cosa es que ¡¡ME DIJO QUE SÍ!!
Obvio que después de aceptar conversamos mucho del por qué antes no, de dejar el tema del compromiso casi como un tabú y esas cosas. Obvio que mi nuevo pololo me decía todo el rato que no se atrevía porque siempre dije que no quería seriedad y que se moría de ganas de presentarme formalmente a todos sus amigos, pero que por mi forma de ser, no se podía. TONTA! Pero en fin…
En serio que sentirse segura cuando uno está en pareja, no se compara con nada. No soy nadie para criticar a las almas libres porque así era antes de conocer a este personaje. Pero, para las que no se atreven, no hay nada que perder!!