Hace pocos días, Clueless (o Ni idea) cumplió 15 años de su estreno en EE.UU. Parece increíble que Cher, Dionne y Tai estén hace tanto tiempo en nuestros subconscientes colectivos, llenándonos de frases que hasta el día de hoy veinteañeras de todo el mundo repetimos a la menor provocación -"Es un Monet", dice Dionne sobre un chico que tiene buen lejos, pero que de cerca es horrible, "Cuando tenga mi licencia pretendo frenar por los animalitos", le dice Cher a su hermanastro Josh un día manejando por el lujoso Beverly Hills y "Es un vestido, papá", dice Cher "¿Quién lo dice?", pregunta él: "Calvin Klein", responde, orgullosa, el personaje de Alicia Silverstone- y referencias a la cultura pop que hasta el día de hoy nos hacen reír, como que Cher sólo le entregará su virginidad a Luke Perry, el galán noventero de moda.
No me acuerdo bien qué edad tenía cuando vi por primera vez Clueless pero debo haber sido lo suficientemente chica como para pensar que era la mejor película del mundo - y Paul Rudd el más lindo- y sobre todo que Alicia Silverstone era la mina más bonita que podrías llegar a ver en la televisión. La más popular, por cierto, mucho más después de los videos de Aerosmith. Cher era tonta, pero buena, se vestía increíble, tenía auto, podía salir donde quisiera y a veces se escapaba de clases para ir a comprar. Básicamente todas las cosas que yo no podía hacer por ser apestosamente chica. Al mismo tiempo que la amaba, la envidiaba terriblemente.
Para varias de mis amigas, Clueless se convirtió en una guía para la moda; ese año no hubo ninguna que no usara falditas con calcetines eternos para el colegio, e incluso varias llegaron a soñar con la blusa Fred Segal que Lucy perdía tan espantosamente justo en el momento en que Cher iba a dar su prueba de manejo.
Aunque a los 13 años públicamente dije que la película era mala, secretamente la vi tantas veces que para escribir esto ni siquiera tuve que googlearlo y hoy puedo apreciarla como un verdadero hito de mi adolescencia. Cada generación tiene los clásicos que se merece.