Estas semanas los canadienses han sido portada y lo más comentado de todas las revistas y blogs de música; y es que su tercer disco era uno de los que generaba más incógnitas este año. Todos estaban atentos, como esperando ser defraudados. Sin embargo, la banda se tomó su tiempo y superó las expectativas, al menos las mías.
La revista NME describió a “The Suburbs” de la manera precisa: “es como volver a casa y descubrir que nada es lo mismo desde que te fuiste”. Las 16 canciones -que no se hacen nada de largas- son una reflexión sobre los cambios y la juventud. Sobre crecer y sentirse frustrado. Siendo comparado incluso con el “Ok Computer” de Radiohead , por el sonido y ese dejo de sensaciones de desencanto y tiempo desperdiciado. El que se evidencia más claramente en canciones como “Empty Room”, cantada por la seca Régine Chassagne, con una letra más bien vaga, pero que se apoya en la fuerza instrumental que los caracteriza; y “Suburban War” donde Butler nos dice desilusionado que ahora todo es diferente.
El disco, para mí, es perfecto de principio a fin y sólo mejora mientras avanza. Es menos “poético” que "Funeral" y "Neon Bible", pero más verdadero. Se aleja un poco de las exageraciones y la “gravedad” de las letras compuestas antes. Me gusta sentir que las canciones tienen un sentido, que el disco tiene una historia. Como cuando “Ready to Start” reza que es preferible estar equivocado a ser infeliz. “Now I'm Ready to Start/I would rather be wrong/Than live in the shadows of your song”.
"The Suburbs" me suena como el menos pretensioso de los tres. Tiene letras mucho más sencillas y accesibles. Algunos podrían decir que con este trabajo Arcade Fire se asegura en una zona musical más cómoda, pero yo no creo que todo el rock deba ser tan épico y dramático para considerarse bueno. Escúchenlo, se los recomiendo. Acá les dejo una de mis favoritas.