Desde que tengo consciencia musical, los Smashing Pumpkins son mi banda favorita. El primer cassette que compré fue Mellon Collie and the Infinite Sadness, una producción doble que hasta hoy pocas bandas han podido superar. Tenía esas carátulas de cartón delgado, y un arte conceptual que reflejaba todo lo que era la banda: sueños, sicodelia y un homenaje elocuente y digno del esplendor y el sufrimiento humano. Después compré los otros, empecé a bajar conciertos por internet, a adquirir memorabilia y a conseguir los discos raros a través del mundo. Toda mi vida amorosa -tanto la que resultó como la que no- se puede explicar a través de una canción de los Pumpkins, porque así de diversos e intensos eran ellos.
Por eso, apenas pude contener mi alegría cuando, hace algunos días y después de doce años de espera, de desintegración de la banda, de experimentación y de regresar al nombre original, habiendo perdido toda esperanza de verlos en vivo y cuando ya sólo queda el emblemático Billy Corgan como miembro fundador, los Smashing Pumpkins confirmaron visita a nuestro país para el próximo 23 de noviembre en el Movistar Arena de Santiago.
No hay que engañarse por la emoción, eso sí. Estos Pumpkins poco tienen que ver con los líderes indiscutidos del rock alternativo de Chicago durante los 90s. Sin Jimmy Chamberlin, James Iha y D'Arcy Wretzky, sólo es Corgan y su variopinto gusto musical tratando de mantener vivo el sueño. Probó suerte desde 2.000 con Zwan y luego como solista, hasta que declaró públicamente que su vida no tenía sentido sin los Pumpkins; pero tanto Iha como D'Arcy lo ignoraron, y Jimmy no tardó en irse.
En noviembre, el calvo se presentará junto a puros desconocidos talentos elegidos con pinzas: el baterista Mike Byrne, la bajista Nicole Fiorentino, y el guitarrista asiático-americano Jeff Schroeder. Los cuatro han estado tocando sin parar en la gira del último trabajo de la formación, Teargarden by Kaleidyscope, con críticas mixtas a la sangre joven que llegó a integrar un nombre lleno de historia y polémica. Crucemos los dedos y, por qué no, recemos para que esta visita de Corgan y compañía valga la interminable espera para aquellos fans incondicionales a quienes poco les importa quién esté en el escenario, porque los Pumpkins se viven por dentro y siempre se escucharán como Corgan.
Las entradas saldrán a la venta el 26 de agosto a través del sistema Ticketmaster. Estos son los precios:
- Cancha Vip (de pie) : $50.000 - Platea baja preferencial: $45.000 - Platea baja general: $35.000 - Cancha general (de pie): 30.000 - Tribuna: $18.000
Gracias a la página oficial de los Smashing Pumpkins, les dejo algunas canciones de la producción -porque no se le puede llamar disco- de 44 canciones que los Pumpkins vendrán a promocionar. Teargarden by Kaleidyscope, está siendo lanzado desde el pasado diciembre a través de once discos breves y una caja de lujo que compilará todas las canciones, además de añadir nuevos temas: