Nunca he sido muy patriota, pero si hay algo que me gusta de las Fiestas Patrias es que los chilenos de cualquier parte se sacuden de la mala onda, cambian las caras de funeral y dejan de pelear tanto en la micro o el Metro, y empiezan a querer celebrar lo que sea. Benditos sean aquellos que están de cumpleaños antes del 18, porque son la excusa perfecta para salir a tomar un vinito por ahí, y juntar a los amigos.
Y dado que Santiago no es mi ciudad natal, y mis amigos están en cualquier parte del país menos en la capital, pensé qué haré para conmemorar el Bicentenario. Considerando que tiene que ser algo realmente inigualable, porque doscientos años no es un logro menor, armé una lista con todo lo que tengo que cumplir durante los días de fiesta por excelencia en Chile. 1. Encontrar el terremoto definitivo: Mucho se ha dicho, o se ha escrito, sobre el origen del terremoto; que nació en La Piojera, que en El Hoyo se sirvió el primero, o que provino de otras regiones. Y como no me interesa mucho resolver quién tiene razón, mi misión será conocer dónde está el terremoto más rico, aunque tenga que recorrer todo Santiago.
2. Tomar chicha en cacho con un viejo de puerto: En todas mis visitas a Valparaíso, nunca me senté con un anciano, de esos arrugadísimos y con la piel curtida por el sol y la sal del océano, a conversar de mujeres y de barcos. Este año, tengo que hacerlo sí o sí.
3. Ir a la fonda The Clinic: Puede leerse snob, pero mi motivo es, más que todo, pintoresco. Quiero ver si la divina estrella me sonríe, y termino hablando del conflicto mapuche con Gabriel Salazar o tomando malta con huevo con alguna dispersa erudita, mientras suenan de fondo Los Picantes.
4. Comer una empanada en el sitio donde estaba Mundomágico: Hace algún tiempo, leí que la Municipalidad de Lo Prado había convertido los vestigios del que fuera el parque de diversiones más emblemático para los niños de mi época, en una piscina pública. Quiero recorrer el lugar, empanada en mano, y revivir mi mapa mental de todas esas miniaturas con las que aluciné por tantos años.
5. Subir el Santa Lucía trotando: Vivo prácticamente frente a este cerro, y nunca me he decidido a llegar a sus fuertes y empalizadas, donde trepé como condenado en mi infancia. Y no hay mejor momento para decidirme a hacerlo que en el Bicentenario.
6. Visitar el pueblo de Los Domínicos: Obras de artesanía he visto toda mi vida, pero pocas veces he estado en un lugar donde Manuel Rodríguez se escondió vestido de monje o campesino de las tropas enemigas. Es un lugar que tengo que conocer.
7. Ir al Museo de la Memoria: Un recorrido por nuestro Bicentenario, para mí, no estaría completo sin recordar una de las épocas más determinantes del país, y que todavía marca lo que vivimos a diario. Somos chilenos en los triunfos y en las derrotas.
Y ustedes, ¿qué harán en el Bicentenario?