Estoy chata de mirar pal lado y que todas sean flacas. Me tiene enferma esta moda y vanidad. Te pruebas un chaleco y no te queda. Toda la ropa está hecha para niñas demasiado delgaditas. No quiero más dietas, y menos saber de los cánones sociales por divinizar el cuerpo esquelético. Tampoco sufrir en el verano con el bikini.
Lo que más me molesta es que seguimos y adoramos este estereotipo. Hasta los hombres poh. ¡¿Qué les pasa?! Los he escuchado decir que prefieren minas ultra flacas y que cualquiera que no sea talla cero, es guatona. Linda la cosa, ellos feos, hediondos, peludos y uno a punta de apio. No hay justicia. El helado hace subir de peso, el copete, el pan, las masas. Todo está prohibido para nosotras y para ellos nada. Pueden comer, vestir y decir lo que quieran porque uno los quiere igual. Maldita sociedad machista.
Me aburrí. Mi hobby es comer y pucha que me gusta ir a restaurantes. Desde hoy impongo que ser esquelética no está de moda. Ser obesa tampoco, pero comer para vivir y pasarlo bien, sí.
Los estándares del cuerpo femenino están cambiando por figuras más voluptuosas, curvilíneas, mucho más naturales y reales. Dejando atrás la moda de heroin chic de los noventa. Animo a todas aquellas que les gusta tomarse un traguito con las amigas y comerse unas carnecitas en familia. ¡Dejemos de preocuparnos por aquellos cuerpos raquíticos difíciles de lograr con dietas extremas, dediquémonos a vivir la vida al máximo y sin problemas! No hay nada más top que quererse tal cual.
¡Bye, bye galletas de soda!