Creo que me sumo al pensamiento de todos los santiaguinos que estamos chatos con el clima. Nadie entiende que un día la temperatura máxima llegue a los 33° con un sol radiante, y al día siguiente, esté nublado y casi con lluvia.
Lejos lo más insólito fue la nieve que se dejó caer la semana pasada en algunos sectores de la capital. ¿Nieve? ¿a finales de octubre? Por decirlo menos, insólito.
Aparte de la alergia que sufro en primavera, tengo que soportar ahora fríos polares. Lo peor es que por lo mismo me he resfriado como 3 veces en muy poco tiempo y es que ¿quién no? Los cambios de temperatura no me hacen gracia ni menos a mi débil garganta. Y para rematarla, nunca sé cómo vestirme.
Hasta ahora la primavera era mi época favorita del año, pero parece que me quedo definitivamente con el verano, por último sé que hace calor todos los días. Bien poco me ha gustado esta bipolar primavera.