Jugar al amigo secreto es un clásico, en la oficina, en los colegios, incluso en la familia cuando los miembros son numerosos y hay que hacer demasiados regalos. Pero puede ser una complicación terrible cuando no sabes mucho sobre la persona que te tocó. En estos casos es difícil no caer en lo típico y regalar cosas poco prácticas o muy del no-gusto de tu amigo.
En mi pega jugamos, pero lo hicimos en un grupo más chico, donde todos nos conocemos y cachamos más o menos la onda de cada uno. Además hicimos una ronda en la que cada uno decía lo que no le gustaba y daba opciones de regalo dentro del rango de plata que acordamos. Así la tarea no se vuelve un problema y todos quedamos felices.
Este año tuve la suerte que mi amiga secreta se preocupara de averiguar qué me podría gustar y me regalara unas bambuchas lindísimas. Aunque también me ha pasado al revés, la navidad anterior me tocó un compañero que me regaló un “set esotérico” con inciensos, velas aromáticas y demases, y no puede ser más nada que ver conmigo. Odio las cositas estilo atrapa-sueños y las cosas hediondas. La idea es que el regalo no sea un mero trámite y sea una oportunidad para saber algo más de la persona que nos tocó ¿no creen?
¿Y a ti que quién te tocó?