Este año cambié el destino de mis vacaciones tres veces. Primero me iría al sur con mi hermana y un grupo de amigos. Teníamos planeada una ruta que sería recorrer muchas ciudades, ir a conocer algunos parques nacionales y acampar ahí. Después todo se complicó, porque me enteré de la existencia del “Personal Fest”, un festival de música de Buenos Aires donde tocarán algunas de mis bandas favoritas. Así que pensé, filo con el sur, me voy a Argentina, aunque sea sola.
Cuando ya me estaba haciendo la idea, una amiga me dijo “yo te acompaño”. Muchísimo mejor, no tendría que viajar sola y estaría en excelente compañía. Sin embargo, me detuve a pensar que es primera vez que con la Caro nos pegaremos un viaje largo las dos solas. Entonces le propuse que nos olvidáramos del festival y elijiéramos un lugar al que las dos queramos ir. Además ir a Buenos Aires en verano sería casi como quedarme en Santiago, solo que con mucho más que hacer y muriendo de calor. Resultado: nos decidimos por un verano místico en San Pedro de Atacama.
Eso sí, no quisimos tomar ningún tour por adelantado. Una vez allá iremos decidiendo qué hacer y saldremos a conocer a nuestro propio ritmo. No quiero presionarme con horarios, ni tener que salir temprano un día si no quiero para ir al Valle de la Luna o qué se yo.
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