Foto vía jlduron
Ya comenzó enero, considerado para mí el mes donde empieza realmente el verano y las vacaciones. Lamentablemente para los que trabajamos, será un mes más del resto del año, sólo que con más calor.
Este es el primer verano que paso trabajando, sin contar la práctica, y ya me deprimí. Han pasado sólo tres días del inicio del año y no dejo de pensar que en esta misma fecha, hace 12 meses atrás, estaba preocupada sólo de qué iba hacer en la semana.
Eso de levantarse y quedar desocupada lo extraño. Más encima, mi hermana chica lo único que habla es que se va a ir dos semanas a Maitencillo con sus amigas, después que parte 20 días a Pucón y que lo más probable es que termine rematando en Viña. ¡Qué envidia!
Feliz volvería a mi época universitaria donde podía disfrutar de 4 meses de vacaciones, contando que me eximía de varios ramos y que las clases empezaban a finales de marzo. Pero lejos lo que más extraño es el no hacer nada. Pasarme días enteros pensando en la inmortalidad del cangrejo… Qué tiempos aquellos!
Y para rematarla, ahora por fin tengo plata para pegarme todos los viajes que quiera pero ¡NO TENGO TIEMPO!