Joan Rivers, como toda comediante, es pura pantalla no más. Como dijo su hija, en el documental que dieron esta semana por HBO, ¿a qué persona le gusta pararse sola en un escenario y hacer que la gente se ría contigo o de ti, pero que se ría? En el fondo, en ese fondo que nadie nota, Joan Rivers es tímida.
La película es buenísima (estuvo nominado a los Globos de Oro), porque tenemos la oportunidad de observar a Joan en su día a día, haciéndose la chistosa con todo el mundo y clasificando sus chistes por tema en cientos de pequeños cajonsitos, mientras dice a la cámara que encuentra que sus tallas son lo máximo.
Esta institución de la comedia americana, a sus 77 años, se niega a desaparecer. Vive una casa digna de María Antonieta y se pasea por Nueva York en Limusina. Acepta el trabajo que le ofrezcan y sueña con recuperar el éxito que tuvo en los 60s, cuando participaba en The Tonight Show. Sin embargo, fuera de ese humor ácido que la caracteriza cuando hace sus Stand Ups o fiscaliza el estilo del mundillo de Hollywood, su deseo más profundo es ser reconocida por la crítica como una actriz seria, aunque sea una vez.
Si te lo perdiste, quédate atenta, porque lo estarán repitiendo en HBO durante enero y febrero. Les dejo el trailer después del salto.