A la hora de emborracharse, hay que escoger bien con qué. Se debe tener en cuenta el color de la bebida alcohólica, ya que cuanto más oscura, peor será la caña al día siguiente. Todo, por la culpa de los llamados congéneres según el Centro de Estudios del Alcohol y Adicciones de la Universidad de Brown, y la Escuela de Medicina de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos.
El efecto de embriaguez, es provocado por el etanol, mientras que la caña, es producto de los congéneres que contiene el trago, pequeñas partículas de impureza producidas durante la destilación que determinan el sabor, aroma y color.
Por ejemplo, el whisky, el vino tinto y el coñac, tienen un contenido de congéneres mucho más elevado que el vino blanco, espumeantes y el vodka. O sea, muchos más productos químicos. El whisky tiene 37 veces más compuestos artificiales que el vodka, aseguran los investigadores.
También señalan, que quienes probaron bebidas claras en el estudio, tuvieron los mismos problemas de rendimiento en el trabajo que quienes habían bebido vino tinto o whisky. O sea, si tomas, igual vas a andar destruido al otro día, pero quizás menos con copetes blancos; si no, será reemplazado por dolor de cabeza, nauseas, vómitos, diarrea, sed, sensibilidad a la luz y al ruido; ansiedad, irritabilidad, problemas para conciliar el sueño, dificultad para concentrarse y hasta temblores.
Los clásicos síntomas de la caña, asi que ¡salud por eso!