Por: Jaii
Desde chica que he sido diferente al resto de las niñitas; por más que mi mamá pretendiera que no ensuciara mi vestidito blanco. A pesar de que me gustaba vestirme como princesita, me gustaba más jugar con mis amiguitos en el suelo y no me importaban las manchas ni que se me desarmara el peinado.
Ahora de grande, me siento más cómoda con los hombres porque mis gustos son más masculinos: amo el fútbol, me gusta carretear hasta tarde, tomar chela sin pensar en que la cebada te hincha, jugar play. A mis amigos les encanta carretear conmigo porque siempre aperro, me río de las tonteras que dicen y no me escandalizo con actitudes que muchas mujeres detestan. Lo mejor, es que siento que mi forma de pensar me ayuda a tener mejores relaciones amorosas, porque al compartir tanto con ellos, he llegado a entenderlos y por eso mismo no soy una mina “bruja”.
Obviamente, jamás hay que perder la femeneidad que nos hace especiales. Pero de repente acercarse a los hombres y conocerlos de una forma más natural y relajada, nos ayuda, y harto. Podemos ver que no todos son tan vacas como creemos; podemos entender el “porqué” de ciertas actitudes; y lo más importante, nos aleja de ese estereotipo de “mina cuática” que es tan desagradable. ¿Tú qué opinas?