No es lo que pienso. Le pasa a una de mis mejores amigas y creo que es terrible. Un día me llama súper angustiada, llorando y casi gritando me dijo: “¡Odio a mi jefe!” y comencé a pensar en lo desagradable que sería estar en su lugar.
Primero, como es autoridad, no puedes andar gritándole ni mandándolo a la punta del cerro porque si lo haces, mejor ni te aparezcas y puede que hasta te despida. Así que, derechamente, opción descartada.
Como según mi amiga su jefe le tiene mala, todo lo que hace se lo critica y le exige mil más que al resto de sus compañeros. La otra vez me contó que le mandó a hacer tres veces una presentación porque a él no le gustaba el color de fondo. Pesadito ¿cierto?
Y lo peor, es que ya pasa por una cosa de clima laboral y educación. Él llega, buena onda, saluda a todos menos a ella. Directamente, la excluye de los happy hours, carretes y almuerzos de equipo, los que además organiza frente a ella.
Menos mal no estoy en sus zapatos, porque creo que entraría en una especie de odio al trabajo.