Por: María Paz Miño
Mi mamá dijo que el amor lo soportaba todo; pero luego te das cuenta que la pasta de dientes abierta, la tapa de la taza del baño arriba y la ropa en el piso, mata hasta al comercial más amoroso que Barbie y Ken nos hayan regalado.
Me convencieron de que debía ser alta, curvilínea y con proporciones corporales estandarizadas por algún enfermo mental que dictaminó una cifra y el resto la siguió. ¿Dónde está? Da lo mismo, debería ser linchando por todas, pero antes pagarme lo invertido en dietas y tacos altos.
Me hicieron soñar con hombres altos, rubios, ojos azules y simétricamente perfectos, con quienes había que casarse de “inmediato”, pero ¿qué pasa? Salgo a la calle y no los encuentro.
Ahora cuando los 30 años se acercan, te das cuenta que lo que te dijeron en la niñez era falso. Los hombres NO son altos ni simétricos y la taza del baño arriba, la pasta dental abierta y la ropa tirada en el piso, serán siempre la excusa perfecta para reclamar y molestar a los seres que más amamos….los hombres. ¿No es maravilloso?