Death Note es hasta ahora mi serie animé favorita. Aluciné tanto con el primer capítulo que no paré hasta terminar con los 36 que le seguían.
En la serie, Light Yagami es un adolescente tan utópico como apático frente a una sociedad de la cual prácticamente no forma parte porque está harto de las injusticias, la corrupción y la gente mala. Su verdadero anhelo es barrer con todo y construir un nuevo mundo, perfecto y libre de violencia, algo que nunca pensó que podría llevar a cabo hasta el bendito día que encuentra un cuaderno con poderes sobrenaturales.
El súper cuaderno en cuestión, el Death Note, tiene la capacidad de matar a cualquier persona con tan sólo escribir su nombre y visualizarla. Mágicamente, a los cuarenta segundos de escrito su nombre la persona sufrirá un ataque al corazón, si es que no se especificó alguna otra causa de muerte más dolorosa y cruel (según el placer personal). Alucinante, ¿o no?.
Eso lo básico, porque a lo largo de la serie se descubren nuevas reglas así como la transformación de Light en un ser ambicioso y ciego ante un poder que le impide discernir entre lo bueno y malo, sin importar a quién deba sacrificar para lograr su objetivo: ser Dios.
Según leí, Death Note cuenta con su versión en manga, animé y cine, y prontamente contará con su versión Hollywoodense de la mano de los estudios Warner. Dicen las malas lenguas que Zack Efron sería uno de sus protagonistas... así que ahí tienen otra poderosa razón para verla. Antes de que eso pase, yo sigo armando la lista de personas que pondré en mi cuadernito…