Pasar del trabajo a la casa y de la casa al trabajo es fome. La vida se vuelve rutinaria y poco atractiva. Por eso siempre estoy tratando de armar panoramas: juntarme con mis amigas a copuchar mientras nos tomamos un copete, ir al cine y por supuesto carretear los fines de semana para tener una vida social activa.
Sin embargo, hay días en los que el cansancio me pasa la cuenta y lo único que quiero es estar en mi cama mirando el techo, mientras pienso en la inmortalidad del cangrejo; hasta me da lata prender la tele o agarrar el iPod. La idea es dejar la mente en blanco y literalmente hacer nada.
A veces es bueno hacer una pausa en la agitada vida que llevamos y tomarse un tiempo para una. Pero lo importante es aprovechar ese espacio, disfrutarlo, relajarse y ser feliz…cierto??