¿Quién no quiso matar a su madre cuando se dio cuenta que le tiró a la basura esas zapatillas, que sí estaban todas rotas, pero eran nuestras favoritas?, o que de buena samaritana regaló una pila de ropa, entre ellas esa polera vieja llena de hoyos de los Smiths?. ¿O que siempre te habla de tu ex cuando ya es un tema superado?. Obvio que en sentido figurado, todas hemos querido matarla en al menos una oportunidad, sobre todo durante la adolescencia, cuando parece que nadie nos entiende, sobre todo “ellas”.
Por eso, cuando supe de la existencia de una película que se llamaba Yo maté a mi madre (J'ai tué ma mère) era necesario verla. Y la verdad es que no me arrepiento. Es de las películas más hermosas que he visto, reí y lloré a moco tendido, ¿las razones?. Bueno, en la adolescencia mantuve una relación bastante conflictiva además de lejana con mi madre, con quien prácticamente perdí contacto por más de 10 años.
Pero volviendo a la película y dejando de lado el psicoanálisis, “Yo maté a mi madre”, está escrita, dirigida y protagonizada por Xavier Dolan, el enfant terrible del cine canadiense que con apenas 20 años ganó varios premios Cannes con su opera prima.
Dolan relata, en una especie de autobiografía, el inicio de la exploración homosexual así como la conflictiva relación con su madre, una mujer que en nada lo entiende, que nunca lo escucha y que lo trata de la peor forma, con la indiferencia. Una relación de amor y odio que claramente es real y el resultado de un período difícil como la adolescencia. Una vorágine que mezcla la esencia pop y el kitsch con un alto contenido de carga irónica, con impresiones visuales heredas del videoclip y sonorizadas con bandas como Vive la Fête y Crystal Castles.
“Yo maté a mi madre” es una película que no deberías dejar de ver. Un recomendado para el fin de semana largo.