En Una Propuesta Indecente -Indecent Proposal (1993)- un mayor, pero igual guapo Robert Redford es un solitario millonario, quien tiene la brillante y preponderante idea de ofrecer un millón de dólares a Demi Moore, para que pasen una noche juntos. El conflicto está en que Moore está enamorada y casada con Woody Harrelson, entonces no es cosa de llegar y acostarse, porque es una señorita y qué sé yo.
Cuento corto, la plata es tan tentadora que la chica acepta y se acuesta con el millonario, momento desde el que empieza a quedar la escoba en la película. ¿Cómo me acordé de este film tan viejo? Hoy a la hora de almuerzo saltó el tema de que en el ámbito laboral, hay gente con la filosofía de que el fin justifica los medios. Razón por la que son capaces de intercambiar sexo por dinero o por mejores oportunidades en el trabajo.
Obviamente, comenzaron las preguntas capciosas y comprometedoras: ¿te acostarías con un viejo gordo y seboso si te regala un departamento? Respuesta, no. ¿Y por un auto de oro? No, otra vez, pero con un nuevo enfoque, dije que quizá lo haría, pero no por cosas materiales, sino que por mucha, mucha plata. ¿Cuánta plata? Me preguntaron de nuevo. Y ahí empecé a calcular un número gigante.
Aunque era todo en juego, lo brígido es que pensé en un número, no lo descarté del todo. ¿Qué significa eso? ¿Que soy una potencial mujer de vida fácil? No sé, pero el dinero es tremendo, tanto como para que uno calcule su propio precio. No les voy a confesar mi número, pero igual les voy a preguntar el suyo. ¿Por cuánta plata lo harían ustedes?