Me conecté a Internet, por primera vez, cuando tenía 12 años. La mitad de mi vida ha sido interactuando con un computador. De ahí que pueda llamarme con propiedad "nativa digital". Por eso, no me es ajeno este mundo y todo lo que puedo exprimir de él.
Mis papás, en cambio, tuvieron que habituarse al mundo digital cuando ya estaban bien grandes. Sin embargo, igual han descubierto el infinito que la red les ofrece. Sobre todo mi viejo. La anécdota más bonita que me contó tiene que ver con encontrar las letras de las canciones en la red.
Cuando era adolescente, mi papá era un fan arremetido de The Beatles -cuestión que heredé-. Mi viejo no tenía plata para comprar todos los vinilos y no le pegaba mucho al inglés, así que para aprenderse las canciones, iba a las disqueras, abría un disco, por ejemplo el Abbey Road, y en un cuaderno, línea por línea, copiaba la letra de temas como Here Comes The Sun.
Copió tantas letras de canciones que se hizo famoso en la disquera. El guardia ya cachaba cuál era su artimaña, así que un día lo enfrentó y le dijo "si quiere las líricas de ese disco, tiene que comprarlo". Así, mi papá vio frustrado su plan maestro para conseguirlas.
40 años más tarde, mi papá escribe en Google "Lyrics, The Beatles" y aparecen millones de resultados. Se emociona cuando le pasa, me dice "nunca me imaginé algo como esto. De haberlo sabido, me habría ahorrado mucha tinta". A mí me da ternura. Parece que por ahí andan todavía sus cuadernos transcritos a mano.