Foto: Novodistribuciones
Ya se va acercando la Navidad, lo que significa época de regalos. ¿Hay algo mejor que la sensación de recibir un regalo? Te lo entregan y sientes ansiedad por saber qué es, hasta ahí todo bien. Pero ¿qué pasa cuando lo abres y te encuentras con algo que no esperabas o con alguna cosa que sabes que no ocuparás nunca?
Si bien se valora la intención de la persona por regalarte algo, muchas veces son objetos totalmente inútiles y poco prácticos. Seguramente puede que haya gastado harto en, por ejemplo, un peluche o un florero, cuando se puede gastar mucho menos en un par de aros, un pañuelo para el cuello o cualquier otra cosa que sea de uso personal.
Les aseguro que muchas de ustedes tienen guardadas por ahí esas típicas figuritas de yeso o de loza, que finalmente no sirven más que de adorno. Yo diría que son regalos poco dedicados, que no se piensan mucho y que finalmente se hacen por cumplir.
Hay tantas cosas que se pueden regalar, cremas, perfumes (obviamente no excesivamente caros), accesorios como pulseras o aros, que sirven mucho más que un simple adorno. Si hasta un chocolate nunca está de más y se agradece bastante.
Así es que ya saben para cuando tengan que regalar algo, lo mejor son los regalos prácticos, o bien que tengan mucha dedicación y pensados para el festejado. Nada mejor que ver su cara de sorpresa y la satisfacción de haber comprado el regalo perfecto.
Si no miren a esta niñita, que quedó totalmente feliz con sus regalos y con la tremenda sorpresa que tenía al final.