Foto: Peque Ocio
Hay algunas cosas de la Navidad que se han perdido con el tiempo, una de estas son las tarjetas. Recuerdo que cuando era chica, llegaban miles de tarjetas navideñas a mi casa, y es que la gente acostumbraba a mandarlas; era como una tradición.
Llegaban de todas partes, de familiares, amigos, de bancos, de todas las personas y empresas que menos te imaginabas, y se recibían con mucha emoción, ya que además llegaban por correo. ¿Había algo mejor que abrir el sobre y ver qué diseño tenía la tarjeta?
Por supuesto que habían varios modelos: con brillos, de dibujos animados de la época y las musicales, que por lo demás, tenían unas melodías un poquito desagradables que se repetían a cada rato, aunque debo confesar que igual me gustaban.
También en aquella época, se ponían todas las tarjetas como parte de la decoración navideña. En mi casa, las pegábamos en la puerta o en las cortinas. Era lo máximo.
Lamentablemente todo esto se fue perdiendo con la llegada de la tecnología y ahora con suerte la gente manda alguna tarjeta virtual.
¿En sus casas también juntaban tarjetas?