Modern Vampires of the City es de esos discos perfectos de comienzo a fin. Un puñado de canciones, hechas casi sin guitarra, ideales para caminar por una ciudad fría y gris que suenan tal como lo promete su carátula, mientras te inventas un mundo, con tus audífonos bien puestos, como si fueran lo único que puede protegerte de la realidad, al menos por 42 minutos.
Siempre pensé que Vampire Weekend era una banda entretenida, pero nunca se me ocurrió calificarla como emocionante, hasta ahora. Me parece que este tercer trabajo es lo más sólido que han hecho, cuenta con arreglos delicados, se siente el equilibrio y, sobre todo, se reconoce su identidad.
Son 12 tracks que te llevan por la calle con el grado justo de melancolía, intentando resolver en sus letras paradojas existenciales como la fe, el paso del tiempo, el futuro incierto y la esperanzada e incansable búsqueda de la felicidad.
No hay ninguna canción que no me guste, sin embargo, tengo mis favoritas que dejo a continuación. ¡Disfruten! "Obvious Bicycle", encargada de abrir el disco, habla sobre la lucha por ser exitosos bajo un paradigma pasado de moda y arriesgarse a construir algo nuevo.
"Step", es casi una pequeña pieza literaria, con líneas tan lindas y verdaderas como "Wisdom's a gift, but you'd trade it for youth / Age is an honor, it's still not the truth".
"Ya Hey", la mayoría de las interpretaciones dicen que habla sobre la existencia de Dios, la fe y la hipocresía de la religión. Incluso hay quienes creen que "Ya Hey" significa realmente "Yahweh" (Yavé).
"Diane Young": Irish and proud, baby, naturally / But you got the luck of a Kennedy / So grab the wheel and keep holding it tight / Til you're tottering off into that good night. Por frases como estas muchos creen que "Diane Young" es la personificación de "Dying Young" (morir joven). Da lo mismo lo que crean, solo escúchenla.