Barú es una isla que queda en pleno Mar Caribe colombiano, a un par de horas de Cartagena de Indias.
Dicen que es la máxima expresión de la belleza del caribe y la verdad es que no podría estar más de acuerdo. Playas de agua turquesa, arena blanca, palmeras y el clima perfecto; calidez día y noche. Para qué hablar de cómo se puede apreciar la luna al salir mientras el sol aún no alcanza a esconderse. ¡Una verdadera postal!
Claro que llegar a un lugar de tales características lamentablemente es muy caro, sobre todo para los turistas que siempre nos ven cara con signo de peso o dólar. Como muchos otros hermosos lugares la Isla Barú cada día es privatizada de forma silenciosa por grandes cadenas de hoteles que pretenden adueñarse de la totalidad del territorio, expulsando a sus habitantes y pequeños locatarios y construyendo mega resorts.
Una lástima, porque si además del paisaje hay algo lindo en esa isla, es su gente. Familias dueñas de pequeñas cabañas, sitios y hamacas que arriendan por precios muy bajos a los turistas. También jóvenes dueños de bares playeros donde puedes disfrutar de una cerveza o un trago para completar la postal.
¡Todo demasiado acogedor y buena onda! Tanto, que no me importó haber llevado comida para dos días –la comida ahí como en toda isla es cara- para terminar quedándome cuatro. No necesitaba más que una hamaca, agua, mangos y la compañía de una buena amiga para ser feliz. El primer día que no logré salir del mar por horas me preguntaron ¿qué te gustaría pedir en este momento? Y lo único que se me pasó por la cabeza es que ojalá todos algún día puedan conocer un lugar así.