Dos años atrás, tuve la suerte de venir a Europa por primera vez. En algo más de tres semanas (25 días para ser exactas) pude visitar un poco de Francia e Italia, y terminar maravillada por la arquitectura, la historia, y en especial el modo de vida que me aguardaba al otro lado del charco, en ciudades que soñaba conocer desde que era niña. Mi experiencia fue tan potente, que motivó casi en su totalidad el que mi pololo y yo (hoy, mi marido) decidiéramos dejar Chile y establecernos, al menos por unos años, en Francia.
Pero aunque de los lugares que conocí en esas vacaciones, París fue el que más cautivó mi espíritu, quedé igualmente maravillada con una increíble ciudad italiana, destino de muchos turistas y estudiantes chilenos: Florencia. Porque no puedes visitar Italia sin pasar por la cuna del arte renacentista, pero también de gran parte de nuestra cultura occidental.
En su maravilloso centro histórico –declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1982- caminaron, vivieron o trabajaron algunos de los más importantes artistas que conozcamos. Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel, Donatello y Rafael Sanzio, se inspiraron en sus paisajes, en su arquitectura con techos de terracota, o en la vida social que ocurría dentro de los increíbles palacios florentinos, para pintar o esculpir obras clave de nuestra historia, y que podemos visitar en la Galería de la Academia, donde se encuentra el David de Miguel Ángel, o en la Galería de los Uffizi, donde podrás ver cara a cara obras tan relevantes como El nacimiento de Venus de Sandro Boticelli, o La Anunciación de Leonardo. Para quedarse sin palabras.
Pero además de sus calles cargadas de historia, sus iglesias maravillosas –como la Catedral Santa Maria del Fiore-, y sus museos y galerías, Florencia goza de una ubicación privilegiada en la Toscana italiana, una región en donde se cruza el patrimonio cultural con el natural. Playas, islas, montañas y pueblos hermosos: podemos visitar de todo, a veces sólo en un fin de semana, u otras veces apenas en un día, tomando un bus que nos lleve de paseo a ciudades como Luca, Siena o Pisa (sí, donde está la famosa torre).
Definitivamente, una buenísima manera de aprovechar el tiempo y la experiencia de estar en unas de las ciudades más especiales de Europa occidental.