Independiente del sueldo que tengamos, siempre se hace duro llegar a fin de mes. Imprevistos, cumpleaños de amigas, escapadas románticas y un megamix de gastos adicionales terminan complicando nuestro presupuesto. Es así como se presenta una opción bastante atractiva para incrementar los ingresos: las salvadoras ventas por catálogo.
Los productos con mejor salida en este tipo de comercio son los cosméticos. Sin embargo, en los últimos años, este exitoso modelo de negocios se expandió hasta abarcar la más amplia gama de artículos: utensilios de cocina, remedios naturales, lencería - normal y ¡también erótica! - forman parte de la novedosa oferta a que podemos echar mano para generar los siempre necesarios pesitos extra.
Personalmente, intenté hace unos años vender artículos por catálogo. ¡Y no me quejo del resultado, pues no fue malo! Escogí una firma de cosméticos brasileños, los cuales se vendieron bastante bien. Logré crear una red de contactos en el que entonces era mi trabajo; se trató de una clientela fiel. Los productos se promocionaban en televisión y la marca era conocida, lo cual facilitó las cosas. Pasé momentos increíbles gracias a los eventos que la empresa organizaba. Gané muchísimos cosméticos, tanto para uso personal como para vender. No obstante, finalmente me atrapó la máquina y por diversas circunstancias, ya no vi a mis clientas con la frecuencia deseada. Entonces lo dejé.
Como lo mío era más bien una pega extra para obtener recursos adicionales, di prioridad a mi profesión. ¡Pero ojo! Aún haciéndolo más como un pasatiempo que como actividad central, me fue ¡genial! Siempre se corren riesgos (clientas que nunca pagan, encargos que en eso quedan), pese a lo cual doy fe de que existían consultoras que ¡vivían de eso! (Sí, aunque parezca increíble). Ofrecían varias marcas a su clientela y visitaban a diario diversas empresas, arrastrando pesados bolsos con ruedas, en los cuales transportaban un stock de productos para entrega inmediata. ¿Recibían encargos? Por supuesto, pero en modalidad “pago contra entrega”. Conclusión: si se es organizada y cautelosa, éste puede ser un rentable y divertido emprendimiento, ya que los rubros están cada vez más entretenidos.
Ejemplo de ello es la lencería erótica. Hace un par de semanas vi en el fan page de una teleserie nocturna un aviso que invitaba a retirar los catálogos de manera gratuita en un céntrico local capitalino. Me pareció una propuesta interesante, por lo innovadora. Y bueno, aunque no me pasearía por las distintas oficinas mostrando esas diminutas prendas, sí me divertí imaginando las caras de mis amigas al ofrecerles disfraces de enfermeras o gatas salvajes, (entre varios otros). ¡Sólo observarlas revisando los catálogos ya sería toda una experiencia!
Rubros para escoger hay por montón, pero la venta por catálogo es en sí una buena idea. Tomando las providencias necesarias no quita tiempo, deja buenos pesos y si se cuenta con una mínima red de contactos (entiéndase un par de amigas confiables y un razonable número de colegas) ¡entonces adelante! Clientas traen clientas y ¡voilà! El negocio ya está hecho. ¡A disfrutar de los réditos!