Los detalles importan. Aunque digan lo contrario, en algún momento nos pasan la cuenta. No lo sabré yo, que llevo 5 años y medio de pololeo. Los comienzos de relación son geniales: todo es perfecto, como de cuentos; sin embargo, siempre está el temor de que el tiempo vaya mermando esa magia. Pero ¡no se desanimen! es posible hacer que el amor perdure en el y sentir - hasta el día de hoy - esas mariposas en el estómago, como a mí me pasa.
Tengo que decir que soy afortunada. Mi pololo se ha esmerado siempre en sorprenderme. Si cuando llevábamos un mes, yo sólo había escrito una carta (pensando que era demasiado) y él llegó con un corazón gigante - hecho con sus manos -y con mis caricaturas favoritas. La sorpresa me hizo sentir pésimo, ya que yo había hecho demasiado poco.
Ese fue el comienzo de una linda historia de amor. Ahora, ¿cuál es la clave para sorprender con románticos detalles? Siempre es complicado definir el momento propicio, pero debemos considerar: el qué, para quién, cómo y cuándo. Lo fundamental es conocer a la pareja, no podemos llegar con un grupo de mariachis al trabajo, si sabemos que es ultra tímido o se podría enojar al sentirse ridiculizado.
La experiencia hace al maestro, así que el receptor de nuestra sorpresa, nos determinará el qué realizar. Hay que apuntar a sus gustos. Recuerdo sorpresas que quedaron olvidadas en mi casa y eso fue por hacerlas demasiado femeninas. A mí me hubiese encantado recibir un paquete de origami lleno de dulces, pero para mí pololo fue demasiado “cursi”. Obvio, un error pensar que porque a mí me gusta, le gustará a él, a menos que sea algo genérico.
El qué, puede ser algo comprado o hecho con tus propias manos. Algo funcional o que siempre haya querido. Todo depende del presupuesto, la personalidad del enamorado y la creatividad de nosotras. Inmediatamente después, viene el cuándo. ¿Querrá que lo sorprendas en su casa, en el trabajo o algo más íntimo?
En lo personal, para un San Valentín, se me ocurrió “desaparecer”: consistió en esconderme cuando él me fuera a buscar y dejarle pistas en negocios o con vecinos del sector para que me hallara. Fue genial para mí, pero sumamente vergonzoso para él. Aunque el encuentro en el lugar fue mágico. Luego, llegamos a su casa y me tenía un corazón con pétalos de rosa, una flor y una cajita de regalo. Simple y genial.
En el relato anterior, está en juego el “cómo” presentar tu sorpresa. A veces lo simple, es lo mejor. Algo muy elaborado, estilo hollywoodense - en algunos casos - nos puede llevar al abandono. Una cena romántica preparada por tus propias manos, es mucho más que un regalo carísimo. El gesto es lo que vale.
Finalmente, lo más importante y que nunca está demás decir, es que siempre es momento para un detalle. Una flor en la bandeja del desayuno, un cumplido acompañado de un chocolate, un gesto de amabilidad o un “te amo” de manera diferente, es suficiente. Los detalles fuera de las fechas importantes, hablan de una preocupación constante para "mantener viva la llama del amor".
Algo simple como una nota en su pote del almuerzo, un mensaje de texto de “buenos días” o “buenas noches”, robarle un beso o preparar un postre de su gusto, puede ser un detalle mágico. Si anhelas darle sorpresas más elaboradas, una escapada romántica es siempre bien recibida. Y si quieres algo apoteósico y con participación de otros, la ocasión ideal es una petición de matrimonio pública o que - como yo - te escondas.
Para este San Valentín, te invito a improvisar. Primero define qué harán y luego planea tu detalle. Una noche romántica, (con lencería sexy); una camisa que siempre ha querido; algo funcional o lo tradicional. No debes caer en regalar por cumplir o escoger lo que nosotras quisiéramos.
Ah, y para las enamoradas de la vida, no se preocupen. Hay unas fiestas para solteras estupendas y lejos de la cursilería. Mejor sola, que mal acompañada dicen por ahí. No hay para qué deprimirse.
Y ustedes, ¿cómo pasarán su Día de los Enamorados?¿Qué tienen planeado?