Actualmente no tengo novio (puros cachos) pero no creo que eso sea impedimento para describir una incómoda situación por la que todas hemos pasado alguna vez: esa en que existe una tercera persona (la o las amigas) que en más de una oportunidad pueden sacarte canas verdes.
Admito que he estado en ambos escenarios: he sido la que se enoja y la que hace enojar e interrumpe la armonía de una que otra relación (sin quererlo, obvio). Siempre he sido la amiga cercana de minos “ricos y guapetones” (a los que - en varios casos - veo como si fueran niñas). Pues bien, cuando esos partners de buena facha consiguen una polola, ésta se encarga abiertamente de alejarles a todas las amigas “lindas” . Total, ahora la tienen a ella y no necesitan más.
Es bastante incómodo tener un amigo y ver que cuando él está en una relación, la comunicación se vuelven más fría. Ya no puedes darle un abrazo muy efusivo por respeto a ella - hago eso por mi género, estrellita para mí -, ni lanzarle un “agarrón” (porque sí, algunas somos para ellos esa amiga “hombre” que si lo toca no se le para “ni un pelo”)
En fin, para algunas es complicado que el pololo tenga una amiga más “antigua”, con la cual no se conoce el historial de vivencias ni si ha habido "degustaciones" (pasa y saberlo te puede dejar la cagá en la cabeza), factor que irremediablemente hace que aparezcan los benditos celos: esa práctica natural en el ser humano que finalmente lo estropea todo. Es casi imposible - cuando una persona te interesa - que ese tipo de lazos no te incomoden, sobre todo cuando la “amiga” parece más polola que tú (complicado). Igual, en el tema de las confianzas personales no me meto; por lo general he creído en gente que no es fiable ni para sí misma, así que ¿para qué introducirme en algo en lo que definitivamente no tengo buena base? En definitiva, cada una sabe lo que tiene y si merece o no ciertos créditos (o sea, si la situación amerita o no brujeo)
Yo me declaro una mina con más hombres en su vida que mujeres: los prefiero para forjar lazos de amistad. Si bien tengo amigas (algunas muy buenas), siempre me he dado más con ellos, me cuesta menos expresar lo que me pasa (raro) y a lo largo de mi vida he tomado más en consideración el consejo de mis amigos que de “ellas”. Por eso, siempre se me ha hecho complicado que cuando encuentran polola, ellas no me tengan mala (fome).
Tampoco soy una especie de Joy en Dawson Creek que se pone celosa de las novias de sus amigos, es sólo que necesito ese entendimiento maduro de que la amistad entre hombre y mujer sí existe. No niego que hay que detenerse en los detalles: así una ya sabe cuándo esa “amiga” está loquita por tu novio… Si tienes un mal presagio, por lo general esa tincada tiene asidero (créanme, de eso sí que sé). Nuestra intuición no falla. Hay que saber cuánto confiar (se aprende); cómo, dónde, por qué, por sobre qué, etc, para no tener que sufrir por quien no vale.
Me encanta que mis amigos conozcan futuros prospectos de pololas, pero espero que cuando lo hagan no me dejen tirada, sólo eso. No saben cuántas veces he tenido que recoger pedacitos de ellos por el suelo, después de que han dejado todo por la mina. Si es necesario me hago amiga de la chiquilla en cuestión, así sabrá que no todas andamos con la maldad a flor de piel.
¿Y tú, qué opinas? ¿Has tenido problemas con las pololas de tus amigos? O al revés, ¿con las amigas de tu pololo?