Todos tenemos nuestros secretos. Nosotras, por ejemplo, podemos mantener en reserva a la pareja nuestro fanatismo por determinado actor o las fotografías de adolescencia con algunos kilos extra. Ellos - tal como ya lo intuíamos - no son la excepción: también hay ciertas cosillas que prefieren guardar para sí. Pero en Fucsia los investigamos y descubrimos algunas que te interesará saber. ¿Sí o no? Si tu respuesta es ¡por supuesto!, entonces sigue leyendo y devela el misterio:
1. Tiene una colección triple X con la cual se desestresa en sus noches solitarias: Sí, amiga. Por más que pretendas creer que no tiene ojos más que para ti, lo cierto es que - al igual que a nosotras - a ellos les encanta mirar. Y mientras más ligeras de ropa las minas, mejor. Esto no significa que no te ame o que encuentre a esas desinhibidas chicas más lindas que a ti. Es, simplemente, cuestión hormonal (y totalmente normal). Algo similar te pasa al ver a Ryan Gosling. Por supuesto, ¡jamás te la mostraría! Pelea segura.
2. Del amigo payaso que siempre lo pone en vergüenza: Sí, es su amigo y lo adora. Pero los hombres manejan entre sí códigos distintos de los nuestros. Y lo más probable es que los comentarios que comparta con su inseparable camarada sean algo más subidos de tono de lo que imaginamos. Y él no querrá que escuches eso. La lluvia de huevos que caben en la relación de ambos o la forma en que su yunta lo ridiculiza podría espantarte.
3. Guarda las fotos de su ex: He conocido parejas en las cuales ella pone el grito en el cielo al descubrir estas reliquias. A mí no me parece un punto grave: generalmente, una inmortaliza los momentos más relevantes de su vida junto a las personas que en esos instantes son las más significativas. Ejemplo de ello son las graduaciones o matrimonios de parientes. Siendo eventos memorables ¡qué injusto sería tener que arrasar con ellos sólo porque aparece allí ese “alguien”! Aparte, si estaba en dichas imágenes es porque en algún momento “esa persona” fue importante ¡y qué bonito que no deseche los buenos recuerdos! (siempre y cuando no quiera traerlos al presente, obvio). Bueno, los escándalos que algunas amigas han protagonizado a ese respecto son justificación suficiente para que intenten ocultárnoslo. Y - seamos sinceras, chicas - tampoco sería muy cómodo para nosotras entrar en comparaciones, ¿o sí?
4. Hay una película que lo conmueve: Todos tenemos ciertos temas que nos son sensibles. ¡Y nosotras bien sabemos de eso! Lloramos a moco tendido con cintas tales como “Ghost”, “The Notebook” o “Titanic”. ¡Y está bien, no nos molesta! Pero a ellos, como machos recios que pretenden ser ante nuestros ojos, les resulta incómodo verse tocados por una historia fílmica. ¡Aún cuando les pase!
5. Tiene un montón de ropa sucia botado en la pieza: Son muy activos y siempre, producto de sus múltiples ocupaciones (léase pichangas, sesiones de Play, trabajo/estudios y carretes) algún detalle se les queda olvidado en la pieza (un calzoncillo, un calcetín o esa camisa regalona). Cuando junta un buen montón, recién lo lleva al canasto del lavado. Es parte de su particular “orden”. ¡Y no quiere que veamos eso!
6. Sus secretos de belleza. Eso de los “metrosexuales” no es un mito. Muchos ejemplares masculinos se preocupan de su apariencia. No significa que se delineen los ojos o se apliquen rimmel para alargar las pestañas. Pero sí hay bastantes que se aplican crema antiarrugas, de manos o antiojeras. ¡Y lo último que desea es que descubramos sus productos cosméticos! Pero ojo, que no sólo los ocultan de nosotras. ¿Imaginas qué dirían sus amigos si les pillaran estos artilugios? ¡No way!
7. Sus contraseñas de Facebook, Twitter y Gmail: Ok, dirás que este punto no aplica a todos. Que existen varios que comparten sus cuentas personales con la pareja. El blah blah de que no existen secretos entre ambos y la cacha de la espada. Sin embargo, les aseguro que la mayoría de ellos tiene una cuenta ultrasecreta. ¡Tranquilas! Detengan el mini-infarto que experimentaron: no significa que las engañen. La razón de por qué hacen esto la obtendremos de un muy simple análisis: todas compartimos ciertos códigos con nuestras amigas, ¿o no? Escuchamos sus confidencias, las aconsejamos y utilizamos en el trato diario palabras distintas a las que emplearíamos con nuestro novio. No queremos que él se introduzca en ese espacio privado, muy válido, por demás. Bueno, a él le pasa lo mismo.
Conocidos sus 7 principales secretos, sólo cabe preguntarles ¿añadirían alguno?