Falta poco para que mi gran amiga Pily dé la bienvenida al mundo a su pequeña Zoé. Todo el proceso que ella vive me recuerda mi propia experiencia, hacen casi doce años, cuando nació mi hermoso hijo. Mi cuerpo emitió claras señales de que el gran momento se acercaba. Signos inequívocos que aprendí a identificar, porque los grabé a fuego en mi memoria. Se los he señalado a todas mis amigas que - después que yo - han sido madres. Y a través de este post, se lo detallo a Pily y también a ustedes, queridas lectoras. Esto, no sin antes recordarles que ante cualquier sintomatología extraña de su cuerpo, deben llamar al ginecólogo que sigue su embarazo. Bueno, empecemos.
1. Pérdida del tapón mucoso: El tapón es muy importante durante la gestación, ya que mantiene sellado el útero, protegiendo a tu retoño. Constituye una barrera físico/química inmunológica. Puede desprenderse días e incluso semanas antes del parto. En mi caso, fue en los dos días previos a que naciera mi tesoro. Sucedió al amanecer, cuando expulsé una sustancia líquida, espesa y blanquecina. ¡Ojo, puede venir teñida con sangre, pero no te asustes! Que esto te ocurra es señal de que el momento del encuentro se aproxima, pero no necesariamente en lo inmediato.
Conforme a mi experiencia, después de este suceso, mi hijo demoró 48 horas en llegar a mis brazos. A mis amigas les ha pasado igual; no obstante, tu caso puede ser diferente. Como sea, ¡comienza a prepararte, que tu niño/a ya vendrá!
2. Comienzan las contracciones: Son similares a un dolor de ovarios, aunque algo más intenso y abarcando también al coxis. Comienzan muy tenues, casi imperceptibles, para ir intensificándose con el correr de las horas. Pero ¡tranquila! las molestias no son insoportables. Es posible que tu médico te recomiende caminar varias cuadras o sentarte en posición Buda, para así preparar el momento que viene.
Si percibes las contracciones con frecuencia (cada 1 hora aprox.) es momento de llamar a tu doctor y partir al recinto hospitalario en el cual recibirás a tu guagüita. No es preciso que corras - como se ve en las películas -, ya que el trabajo de parto puede tomar varias horas (yo me fui a la maternidad a la 01:00 y mi hijo nació a las 14:10, para que calcules). Lo importante es que sigas al pie de la letra las instrucciones de tu doctor y estés tranquila.
3. Las contracciones se intensifican. Cuando ya han aumentado su frecuencia de manera considerable, pasarás a la sala de pre-parto. Allí te prepararán para el momento más alucinante de tu vida. Antes de pasar a pabellón, te colocarán anestesia (si así lo deseas) y puede que induzcan la salida del líquido amniótico (popularmente conocida como “fuente” o “bolsa de agua”), si es que aún no lo has perdido. Se diferencia del tapón mucoso en que es mucho más abundante y tibio.
Una vez que pasas a pabellón, sólo preocúpate de pujar. Para hacerlo debes tomar aire, retenerlo en tus pecho, trasladarlo hacia tu estómago y con él, hacer la fuerza. Si aún estás a tiempo, inscríbete en las charlas maternales que usualmente dictan clínicas y hospitales en forma gratuita, para que aprendas a sobrellevar ese momento. Créeme, que te enseñen a respirar de manera correcta ¡es sumamente útil!
No queda más que decirte que esperar la fecha con ansiedad es normal; pero tén fe y manténte tranquila. Todo saldrá bien. Es un momento maravilloso, mágico y que recordarás por el resto de tu vida.
Y tú, ¿cómo preparas la llegada de tu bebé?