Recuerdo un capítulo de “Los Picapiedra” en el que Pedro, haciendo gala de una forzada hospitalidad, invita a un grupo de músicos a quedarse en casa. Éstos resultan ser tan confianzudos que terminan comiendo su comida y adueñándose de todas las dependencias del hogar; incluso acaparando la atención de su querida Vilma. Todo, ante la desesperación de Picapiedra, que no veía qué hacer para sacarlos de allí.
Aunque parezca de caricatura, este tipo de personaje SÍ existe. Y es probable que más de una vez te hayas cruzado con el tuyo. Hoy le sucede a mi mejor amiga, quien, para aumentar un presupuesto que le parecía algo escuálido, no halló nada mejor que arrendar una habitación de su depto.
La elección de su arrendatario fue casi un casting, en el cual ganó el que pareció ser el más confiable, simpático y guapo de los postulantes. Sin embargo, había algo con lo que mi partner no contó: el chico resultó ser mega-confianzudo.
Puede ser por la redacción del aviso, que no especificó con mayúsculas, destacado, subrayado ojalá con vistosos colores - como el rojo metalizado - y luces de neón, en que lo que se arrendaba era una PIEZA , pero el punto es que a pesar de requerirse una persona sola, que trabaje fuera - ergo, que sólo llegue a dormir - el chico terminó por apropiarse del living y la cocina. Al final resultó que sí, tenía pega, pero llega temprano de ésta, momentos en que ocupa los referidos espacios para ver televisión, tocar la guitarra (propiedad de mi amiga, dicho sea de paso) y preparar un platillo tras otro, durante horas que para ella resultan interminables.
Lo anterior no queda en eso: cada vez que mi BFF (Best Friend Forever) invita a una amiga a casa, él ¡se instala entre ambas! metiendo la cuchara e impidiendo el flujo normal de una conversación entre chicas. Más aún, cuando ella llevó a su “semi-novio” (pareja de ires y venires), él ¡tampoco se abstuvo de ocupar su living, cocina, balcón y etcéteras!; en definitiva, los privó de tener “su necesario espacio” para una charla de pareja.
El colmo fue cuando mi amiga deslizó que “apreciaba sus instantes de soledad”, a lo que el chico respondió: “Entonces tienes que irte a una playa” ¡WTF! Hello, es SU departamento, lo que él está arrendando es la pieza (y a precio de tal), no la mitad de la casa. Si así fuera ¡mínimo que pague un valor equivalente! Y, si ella quiere un momento para sí misma es ÉL quien debe recluirse en su habitación. ¡Sí, esa que él arrendó!. Porque en ningún caso el anuncio que lo llevó hasta ella decía: “comparto depto”, sino “arriendo pieza” ¡Pieza! Y cuando ella se lo hizo ver - con todas sus letras - él se enojó y se encerró ¡dando un portazo! a pesar de lo cual, dudamos de que escarmiente.
La pobre ya no sabe cómo echarlo. Es demasiado entrador para acatar normas: ya se apropió de sus cosas y gran parte de la casa, dejándole sólo el dormitorio. Y así como va, no sería extraño que un día llegue y lo pille instalado viendo películas en su cama. Está bien ser sociable y ambientarse fácilmente, pero este chiquillo es ¡too much!
Ustedes, ¿qué harían con una joyita como ésta?