No es algo de lo que precisamente me enorgullezca, pero sí, me he dejado llevar muchas veces por mis más candentes instintos, sin pensar mucho en si estoy en días más fértiles o si me he tomado la pastilla.
La verdad es que los preservativos me cargan; no es la misma sensación y a pesar de que sé que podría estar corriendo el peligro de ser mamá a los 22 años, en ese instante no lo pienso. El momento íntimo con mi pareja es como en una droga que no me deja pensar bien y luego de acabado el acto, recién me doy cuenta de lo que he hecho.
Los días posteriores son terribles: miro el calendario contando los días para que me llegue el periodo, saco cuentas y analizo los días en que me mandé el "condoro".
Cuando estoy a punto de llegar a mi fecha de menstruación los temores se apoderan de mi cabeza: pienso en qué haré si me retraso y qué sería de mi vida con un hijo en brazos. Es realmente terrible y lo peor de todo, es que no aprendo, porque al mes siguiente, estoy pasando por lo mismo.
Mucha suerte he tenido de no resultar trasquilada luego de tantas veces de cometer el mismo error. Generalmente en mi vida yo no soy irresponsable, pero acá es como si estuviera pensando otra persona, que no le toma el peso a lo que está haciendo y como si no tuviera ya un poco de experiencia.
A mi favor debo decir que hace algunos meses he estado tomando precauciones: las pastillas han dado resultados, pero si no pongo una alarma ¡simplemente no me acuerdo de tomarlas!.
Soy un fracaso en el cuidado de mi vida reproductiva ¡Lo sé! pero de a poco he ido mejorando. Si tú que estás leyendo te sientes identificada con mis palabras, es mejor que tengas claro que yo sólo he tenido suerte y de no haber tomado medidas al respecto, lo más probable es que ahora estuviese cargando un bebé.
¡Cuídate! Recuerda que más económicos salen los anticonceptivos de un mes que los pañales de una semana.
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