Debo decir que no soy una cinéfila, de esas que se saben el nombre de los actores, productor, director y ¡hasta los camarógrafos! de un filme determinado. Voy unas tres veces por mes al cine y en dos de tres películas me quedo a ver los créditos, por si sale un avance de la siguiente entrega. Bajo todos los soundtrack a mi celular y si la peli está basada en un libro, obvio que lo leo primero. Quizás a veces miro raro a alguna persona que no conozca a Chewbacca y he dicho más de una vez en la vida una que otra frase de las cintas que más me han gustado. Lo cierto es que me encanta el séptimo arte.
Pero no sólo recuerdo lo bueno, lindo o romántico de las películas, sino también aquellas cosas que me han dado miedo y que incluso podrían causar pequeños traumas o un nerviosismo “curioso” - por así decir - a las espectadoras.
Por eso, desde pequeña he tenido la manía de que - al entrar a un baño que no sea el de mi casa -, si veo la cortina de la ducha cerrada tengo que abrirla, para asegurarme de que nada me sorprenda. La maña más reciente la adquirí al ver "Guerra Mundial Z": si veo una moto que pasa por el lado del vehículo rozando el espejo, no puedo alejar de mi mente el momento en que se propaga el virus por la ciudad. O más simple, si veo a alguien con gorro y polera roja con rayas, inmediatamente pienso en Freddy.
Tengo una amiga que le tiene terror a las cajitas de música, otra que no soporta a los payasos y una que escondió todas las muñecas de la hermana luego de ver "El conjuro". Sé que muchas piensan que alguien las mira desde la ventana del otro edificio, o creen que esa huella en el jardín puede ser de un ser extraño y que cuando las cosas se pierden o no están donde las dejaron, seguramente es efecto de algo paranormal. Por más que creamos que estas cosas no nos pasaran y que sólo suceden en las películas, algo en nuestros subconscientes guarda aquellas imágenes, las repite en nuestros sueños y muchas veces, en la vida. Quizás recordar con las amigas las pelis que hemos visto nos ayude a reconocer pequeñas mañas de nuestro día a día.
Y tú, ¿tienes algún trauma de película? 1,2,3 toca la pared…
Imagen CC (yonolatengo)